dilluns, de juny 19, 2006

Carta oberta





Carta abierta a Rita Barberá

CRISTINA ALMEIDA CASTRO - ABOGADA Y EX DIPUTADA DE IZQUIERDA UNIDA


Estuve en Valencia con la intención de poder hablar contigo, como personas que hemos estado dedicadas a la tarea pública, de la que estoy actualmente retirada, aunque no me retiraré de la política cotidiana, y por eso fui, a raíz de los problemas surgidos con el levantamiento de las lápidas y símbolos que identificaban a las personas enterradas durante años en el cementerio civil de Valencia.

Sé que últimamente los cementerios valencianos no han gozado de la paz y el recuerdo que se debe mantener a su memoria. Ni respeto ni paz, y sobre todo, deseo de ignorar una memoria histórica que ha sido configurada por personas que dieron su vida por la libertad de este país, y que todas ellas compusieron los momentos democráticos más intensos de nuestra historia, y gracias a ellos y a otras muchas personas, con su vida y con su muerte, nos han posibilitado obtener ahora nuestra libertad, permitiéndonos a ti, a mí, y a todos y todas, que hoy vivamos en democracia.

Este reconocimiento que sentimos todos, o al menos una gran mayoría de los españoles, hoy se encuentra enterrado e ignorado, y con ánimos de destrucción de todo vestigio en el Cementerio General de Valencia, y gracias al Fòrum per la Memòria y de otras instituciones, se ha conseguido que un juzgado de Valencia paralice tamaña agresión y no puedan derruir al menos una gran parte de una de las seis fosas, en la sección 7.ª


(Segueix)

Pero existen otros problemas, que no son derivados del no respeto a las memoria histórica, aunque les afecte directamente a todos los que fueron enterrados allí al ser fusilados o eliminados brutalmente después de la guerra civil, sino que muchos de los también allí enterrados fueron víctimas de la intolerancia y de la falta de libertades. Con sus opciones religiosas o políticas, negadas por el franquismo, fueron disidentes de una religión católica confesional del Estado, que repudió a todas las personas que no confesaban, por una u otra razón, ni con la religión impuesta ni con la falta de libertad que el régimen de Franco estableció.

Son las personas que se enterraban en el cementerio civil de Valencia, desde hace siglos, y en donde se han enterrado hijos ilustres de Valencia, librepensadores y luchadores de la libertad, así como personas de otras religiones, ideas o etnias, que no fueron respetados por el franquismo, pero que al menos el franquismo permitió la existencia de ese cementerio civil, que en una parte ha sido saqueado, al menos en las lápidas con sus correspondientes nombres y símbolos que recordaban a esos muertos.

Y paseé con el encargado del cementerio, hombre amable, con el que deberías pasear tú, y conocer las historias que reflejan ese cementerio civil, en el que también existen tumbas de fusilados, y de los que en vida no se sometieron al franquismo, que están todos y todas allí enterrados; donde no se han exhumado restos nunca, y que hace poco más de tres años vieron con sorpresa que, sin respeto a estas personas allí enterradas por su voluntad, destruyeron sus lápidas, tumbas y nichos, alguna de la cuales fueran guardadas para que no se perdieran, y donde víctima de esa agresión institucional se hizo desaparecer, entre muchas otras, la tumba de la abuela de Fanny Rubio, mi gran amiga que le había escrito un poema en agradecimiento a la sabiduría que le había transmitido:

Tu corazón se hizo / del llanto de los hombres. / Junto a ellos /Tu palabra creció / como una espiga. / Que ahora la tierra / te germine / Y te propague / en canto de futuro.
Este poema dedicado a su abuela, que ha desaparecido de la tumba con tantas otras, es una muestra más de la destrucción de las palabras en ese cementerio civil.

Allí están, también, ateos, librepensadores, judíos, gitanos, masones, fusilados después de la guerra, pero sin sus nombres; sin sus recuerdos ni sus flores, y sobre todo quebrantando su deseo de reposar allí como lo han hecho hasta el 2003, que tu ayuntamiento destruyó sus tumbas, no exhumó sus cuerpos, que están allí, pero mal plantó hierba en los socavones, para borrar de la memoria de la ciudad lo que representó la resistencia a la intolerancia y la falta de libertad en nuestro país durante la dictadura años.

Esa actuación puede ser considerada delito, y es por ello por lo que te pido, en nombre de todos los que están enterrados en el cementerio civil, que levantes un monolito, en lo que hemos llamado jardín de las ideas con los nombres de los que allí están enterrados, devolviéndoles su memoria y su historia, para que, desde el recuerdo agradecido, todos y todas encontremos nuestra propia paz y la de los que allí esperan.